Los coches avanzaban hacia su destino, cargados de expectativas y equipamiento esencial. El sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando el paisaje en tonos cálidos mientras se adentraban en Sierra Nevada. La Hoya de la Mora finalmente apareció ante ellos, y tras aparcar los coches, comenzaron la emocionante ascensión hacia el refugio de la Carihuela.
Con cada paso, la luz del día se desvanecía gradualmente, cediendo ante la mágica oscuridad de la noche. La brisa fresca de la montaña susurraba secretos antiguos mientras los montañistas ascendían con determinación. El refugio de la Carihuela se alzaba como un faro en medio de la oscuridad, un oasis en el que los aventureros encontrarían descanso y camaradería. Allí, bajo un cielo salpicado de estrellas, pasaron la noche del viernes, compartiendo historias, risas y la emoción por lo que el día siguiente traería.
La luz dorada del amanecer trajo consigo un nuevo día lleno de promesas. El sábado, el grupo se preparó para enfrentar el desafío que les aguardaba: la ascensión al pico de Los Machos. Pero antes, debían superar el intrincado paso de cadenas, un tramo que requería habilidad y valentía. La montaña se alzaba majestuosa, un recordatorio constante de la grandeza de la naturaleza. Con determinación y espíritu de equipo, el equipo avanzó, superando obstáculos y desafiando límites personales mientras ascendían a nuevas alturas.
La cima de Los Machos fue conquistada con tranquilidad y satisfacción. Las vistas panorámicas de Sierra Nevada desde esa elevada posición eran simplemente impresionantes. Cada miembro del grupo se tomó un momento para reflexionar sobre el camino recorrido y celebrar juntos esta notable hazaña.
Tras disfrutar de la cima, el grupo descendió nuevamente hacia el refugio de la Carihuela. La tarde del sábado trajo consigo una decisión crucial: debido a las condiciones del tiempo y el viento en la zona, el grupo tomó la sabia determinación de regresar a Hoya de la Mora antes de lo planeado. Con una deliberación, optaron por abandonar el refugio y dirigirse hacia la seguridad y comodidad de su punto de partida.
El regreso a Hoya de la Mora se convirtió en un último desafío en sí mismo. El descenso fue una oportunidad para reflexionar sobre los logros del día y disfrutar de la compañía de amigos que compartían una pasión común.
El grupo regresó a los coches. El viaje de regreso a Sevilla estuvo lleno de cansancio, pero también de la satisfacción de haber experimentado un fin de semana que siempre recordarían. Las risas y las conversaciones llenaron el aire mientras se alejaban de Sierra Nevada, llevando consigo recuerdos imborrables de una aventura compartida.
En retrospectiva, el Estival del Club de Montaña Sevillano Pachilofeos resultó ser un fin de semana lleno de emociones, camaradería y superación personal. Desde la partida de Sevilla hasta la cima de Los Machos y el regreso a casa, cada momento quedó grabado en la memoria de Juanlu, Jordi, Sergio, Laura, Lucía, Carmen, Nico y Alfred. La montaña había desafiado, inspirado y unido a este intrépido grupo, dejando una marca indeleble en sus corazones y en su vínculo como compañeros de aventura.
Hasta el año que viene!.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Si no posees una cuenta de gmail te recomendamos que utilices la opción "Nombre/URL" para añadir tu comentario. La opción URL no es necesario rellenarla. La opción "Anónimo" no te permitirá agregar un nombre en tu comentario.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.